Creo que la primera vez que la vi fue en la web de Madri+d. O en alguna otra página oficial española, en los tiempos de José María Aznar. Seguro. No tengo dudas de que la sigla nació, creció y prosperó en la parte española de la península. La busqué en inglés y en francés, pero por ahora solamente tiene una presencia marginal, a menudo como traducción de algún documento español. Los baluartes de la precisión conceptual –o de la ortodoxia terminológica– todavía resisten.
Desde España pasó a nuestro continente. No puedo decir cuándo. Pero empecé a encontrarla en las páginas internas de algún documento del ministerio de ciencia y tecnología argentino, más tarde en los títulos, y no pasó mucho tiempo hasta que adquirió respetabilidad burocrática en nombres de programas, en discursos oficiales y en la retórica de los expertos –sobre todo de aquellos expertos en seguir modas terminológicas–.
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