Los estudios sociales y teórico-críticos de la tecnología han ido conformado un espacio de reflexión que ha permitido identificar algunas características distintivas de la actividad de la ingeniería como disciplina emblemática del hacer técnico. Entre ellas se desean destacar aquí las cuatro siguientes: 1) el conocimiento en ingeniería difiere del de la ciencia aplicada; 2) el correlato al método científico es el proceso de diseño; 3) la actividad del diseño tecnológico está condicionada no sólo por factores técnicos internos sino también por sociales y culturales externos; 4) el saber y los productos de la ingeniería no son socialmente neutrales.
Se sugiere que afirmaciones como las mencionadas deben inducir un cambio en la concepción de la ingeniería que se inscriba normativamente dentro del proceso histórico de su enseñanza y ejercicio. Así como en sus comienzos institucionales la formación estaba fundamentalmente guiada por la pregunta pragmática sobre el objeto, en conocer empíricamente el “cómo funciona” (“know how”). Así como luego, bajo la influencia positivista, se sumó a la anterior, y cada vez con más peso, la pregunta científica: “por qué funciona” (“know what”). Ahora, frente a la realidad de la época actual, se propone que es tiempo de sumar una tercera, la pregunta contextual, que se interroga por los fines: “para qué y para quién funciona y cuáles son sus consecuencias” (“know why”). (1) Del mismo modo en que la enseñanza de las herramientas necesarias para contestar la primera pregunta se vio influenciada por la aparición del segundo interrogante, generando cambios curriculares de relevancia, se propone que la inclusión de la tercera cuestión requerirá también de cambios estructurales, metodológicos y didácticos en las currículas tradicionales.
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