EL DEBATE: Industria alimentaria, ¿salvación o engaño?


Por Iván Teimil y Asunción Herrera

Universidad de Oviedo, España.

Llevamos décadas hablando de la nueva industria alimentaria. Desde su nacimiento con la comida rápida en la década de los 30 en Estados Unidos, la polémica no ha dejado de suscitarse. ¿Constituye realmente esta industria la solución a todos los problemas de subsistencia y abastecimiento? ¿Debemos pensar que sólo gracias a ella podríamos alimentar saludablemente a todos los ciudadanos de occidente, e incluso acabar con el hambre en países no desarrollados? O, por el contrario, ¿la industria de la alimentación no sólo no ha ayudado a erradicar el hambre sino que es responsable de generar nuevas enfermedades ligadas a este sistema de producción de alimentos a gran escala?

Las denuncias y las críticas proceden de diferentes frentes: ecologistas, grupos de granjeros y ciudadanos reclaman legislaciones que velen por los intereses de todos y no sólo por los de las grandes multinacionales de la alimentación. En lugar de ello, las leyes actuales de la principal potencia mundial (Estados Unidos) protegen al pequeño grupo de empresas que controla todo el proceso alimentario, desde el patentado de semillas resistentes a las diversas plagas y enfermedades –semillas que al convertirse en cereales servirán para alimentar al ganado– hasta el momento en que los productos se ponen a la venta en el supermercado.

Los argumentos críticos se articulan desde diversos flancos:

  • • Como demuestran los datos del Banco Mundial, casi 2.800 millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza; el hambre en el mundo sigue siendo el mayor problema social y político. Por lo mismo, el desarrollo de la industria alimentaria no ha beneficiado al 46% de la humanidad.
  • • La obesidad, la diabetes, el colesterol, enfermedades ligadas a la nutrición, han aumentado exponencialmente con la expansión de la industria de la alimentación.
  • • La responsabilidad no reside sólo en el ciudadano que se alimenta, sino en una industria que modifica los alimentos y oculta la manipulación.
  • • Las grandes multinacionales alimentarias, con el apoyo de gobiernos y leyes impiden el desarrollo de las formas de explotación agrícola tradicional, hasta el punto de que éstas claudican ante sus presiones y manipulaciones.
  • El derecho a saber lo que hay en los alimentos parece ser el mayor reclamo de la ciudadanía. Los ciudadanos se sienten engañados cuando se les oculta cómo se manipulan genéticamente ciertos alimentos, su procedencia, los procesos de maduración que siguen frutas y verduras, etc. La aparición constante de enfermedades causadas por los alimentos que consumimos –por ejemplo, la encefalopatía espongiforme o los brotes de la enfermedad producida por la bacteria E. Coli 0157:H7– induce a pensar que estamos ante un problema muy serio cuyo responsable último es nuestro sistema económico y de producción. Este sistema afecta en último término a nuestra salud y bienestar físico e intelectual.
  • Parece que en gran parte somos lo que comemos. Si aquello que comemos está contaminado, adulterado o si su proceso de producción ocurre tras misteriosas naves “tipo túnel” diseñadas para ocultar cómo se manipulan los alimentos que después nos llevaremos a la boca, ¿qué consecuencias tiene este status quo para nuestro presente y porvenir?
  • La mayor parte de los que se encuentran a favor de expandir la producción como industria insisten en la posibilidad de que todos “podamos comer de todo”. ¿Es realista esta expectativa? ¿A costa de qué? El hecho es que el aumento de la producción en las explotaciones industriales a gran escala sólo ha tenido como consecuencia el abaratamiento de un determinado tipo muy restringido de productos, entre ellos la comida rápida. En contraste, el coste de otros más saludables es más elevado y menos accesible para quien dispone de los medios mínimos para satisfacer las necesidades de las personas a su cargo. Los agricultores tradicionales defienden además que las formas de explotación de toda la vida se han visto arrinconadas por los monopolios de las grandes empresas, pese a que estas formas tradicionales resultan más baratas, más ecológicas y saludables y producen menos impacto medioambiental.
  • Por otro lado, las nuevas tecnologías aplicadas a la industria de la alimentación han desplazado el potencial humano que tiempos atrás constituía una pieza clave en el proceso de producción. Como consecuencia de ello, la forma de subsistencia de millones de personas dedicadas a este sector ha desaparecido y los trabajadores especializados han sido sustituidos en muchos casos por mano de obra barata. Todo ello sin mencionar el trato indigno que padecen tanto trabajadores como animales en algunas explotaciones ganaderas y agrícolas industriales.
  • Los que lean este apunte seguro que han discutido sobre el tema y pueden aportar otros argumentos. Estaríamos encantados de dialogar tanto con los que auspician un mundo mejor sin la industria alimentaria como con los que están a favor. Asimismo, estamos convencidos de que muchos de los que siguen habitualmente este foro, conocen alternativas, propuestas o formas de explotación que permitan la rentabilidad del sector ganadero y agrícola al tiempo que se garantiza la salud, la protección del medio ambiente y las buenas condiciones de trabajo de quienes se ocupan de estas labores. O quizá algunos tengan su propia perspectiva o propuesta original al respecto. Tanto si es así como en el caso de que las aportaciones se centren en reflexionar sobre el estado de cosas bosquejado, recibiremos con gran interés las opiniones de todos. Estamos seguros de poder iniciar un provechoso y fructífero debate tanto con quienes conocen este problema de primera mano como con quienes están interesados en contribuir con su reflexión o su opinión, pues parece claro que todos nos vemos directamente implicados cuando de lo que se trata es de nuestra propia salud y de la protección de nuestro entorno.

Referencias bibliográficas:

WEBER, K. (ed.) (2008): Food, Inc. How Industrial Food Is Making Us Sicker, Fatter and Poorer. And What You Can Do About It, Nueva York, Public Affairs Books.

Documental Food, Inc., en www.foodincmovie.com.

Publicado el 12 de diciembre de 2011

  1. Antecedente de este tema
    Recuerdo que hace muchos años vi un documental de la década de 1980, que se podía retirar de la videoteca del Instituto Goethe, titulado: \»La hamburguesa de la selva\».
    Ahi mostraban cómo las grandes empresas de comida rápida producían su carne de bobinos criandolos en zonas de selvas tropicales de América Latina.
    La hamburguesa se comía literalmente a la selva.

  2. Seguridad alimentaria
    Me gusta el enfoque de este artículo.
    Si me permiten quiero recordarles la Historia del payaso que se subió a la carpa del circo para gritar fuego y alertar a las personas que allí se encontraban para que no se fuerana aquemar, las personas al verle rompieron en carcajadas y nadie atendió su advertencia, el circo se incendión y todos los que estaban adentro se quemaron.
    Hojalá no nos cansemos de debatir esta temática y de continuar advirtiendo la amenaza latente que implica esta industria voraz y depredadora del medio ambiente.

  3. \»La hamburguesa depredadora y otras amenazas\»
    Efectivamente, la expresión no puede ser más exacta. A consecuencia de la actuación de ciertas multinacionales se han aniquilado miles y miles de hectáreas de bosque, como todos sabemos. La hamburguesa se come literalmente la selva y por desgracia no es la única interesada en comérsela. Uno de los antecedentes más cercanos que tienen que ver con esta problemática lo encontramos el pasado mes de mayo. El martes 23 de mayo José Claudio Ribeiro da Silva y María do Espírito Santo da Silva fueron abatidos a tiros en la reserva amazónica donde vivían, ganándose la vida con la extracción artesanal de castañas. La pareja era blanco de amenazas desde hacía años por sus denuncias contra madereros interesados en invadir la reserva. El objetivo de estas empresas era y sigue siendo talar ilegalmente variedades de alto valor comercial, como la caoba u otros, para la producción de carbón vegetal para la industria siderúrgica.

  4. Consciencia de los problemas
    Un sentido mínimo de la responsabilidad mínima nos exige al menos que seamos conscientes de los problemas para poder decidir con buen criterio. Y en algunas ocasiones si que tenemos capacidad de decisión, si estamos medianamente informados. Un pequeño gesto marca una diferencia, como diría Jane Goodall. Es curioso comprobar como, en ocasiones, incluso aquellos que poseen una formación científica profunda no son conscientes del impacto que pueden tener determinados desarrollos industriales puestos al servicio de la producción desaforada. ¿O quizá prefieren mirar hacia otro lado?

  5. Los pueblos indigenas y la seguridad alimentaria
    Si bien es cierto que la industria de la alimentacion ha sido tomada desde la perspectiva \»occidental\» por los grandes empresarios, nos centramos en buscar culpables de esta situacion, sin emabrgo no miramos el como los pueblos indigenas desarrollaron estrategias de sostenimiento alimentario y que algunos de estos aun conservan susu tecnica que no solo explotan la naturaleza para su provecho sino de su conservacion, los invito a tratar sobre la relacion la Mdre Tierra-pueblos indigenas-soberania alimentaria

  6. La pequeña industria casera
    Una estrategia que se utilizaba hasta hace no muchos años, consistía en aprovechar las áreas verdes de los alrededores para cultivar verduras, leguminosas, etc; además de algunas flores para mantener bello el espacio. Posteriormente en casa se procesaban los alimentos utilizando una olla a presión y guardándolos en frascos bien tapados en caliente que posteriormente se calentaban en baño maría hasta ebullición y se mantenía a esa temperatura por unos minutos. Al enfriarse se hacía un poco de vacío que ayudaba a conservarlo hasta la siguiente temporada. Además de comer saludable, cómo nos divertíamos ayudando.

  7. alimentación y razón instrumental
    Lo que se describe muy bien aquí es el sometimiento de la distribución de la alimentación a principios económicos de racionalidad instrumental, donde las personas de todo el mundo y su salud, los animales y los recursos quedan manipulados a favor de la obtención de beneficios económicos. El mismo fenómeno al que estamos asistiendo en el ámbito político (el capital toma las riendas de la organización política lo que puede para sacar partido de ella), se ve también en el ámbito alimentario. No priman principios de salud o de respeto al medio, sino sobre todo de obtención de beneficios.
    Posiblemente no es realista pensar que sea factible una distribución alimentaria no industrial. ¿Introduce esto necesariamente la razón instrumental -la racionalidad capitalista- en la producción y distribución de alimentos? Me parece que todo depende de la manera en que se configure esa industria. Aunque la situación es realmente alarmante -seguramente no somos conscientes de cuánto- hay iniciativas, hasta ahora pequeñas pero significativas, que permiten desarrollar modelos alternativos, más respetuosos con la salud humana, con los animales y con el medio, y que no por ello dejan de ser rentables para quienes las ponen en marcha (aunque seguramente no tan rentables como los modelos agresivos, ahí está el problema).
    Se trata por ejemplo de pequeñas cooperativas que minimizan el papel de intermediarios y acortan los plazos de distribución de los productos; que siguen principios de la agricultura ecológica y que se basan en favorecer el consumo de productos locales y de temporada, más saludables y más baratos.
    También de iniciativas como las del comercio justo, que procuran que los trabajadores lo sean en condiciones dignas.
    Hay mucho que como consumidores podemos hacer. Informarnos y favorecer este tipo de \»industria alternativa\» propicia que ésta se desarrolle y también que, a la larga, pueda bajar los precios si crece la demanda de sus productos.
    Un tema desde luego interesante y de actualidad. Saludos.

  8. La naturaleza concebida como un bien en sí mismo y
    Existe una diferencia radical entre la concepción de la naturaleza generalizada y aquella que mantienen los pueblos indígenas. Para ellos la naturaleza no está en venta.

    Durante siglos los pueblos Indígenas han vivido conservando y preservando los bosques nativos y la selva. Para ellos los bosques y la selva no son objetos, no son cosas que uno puede poner precio y privatizar. No aceptan que se reduzcan los bosques y selvas a una simple cantidad mensurable de carbono, ni tampoco que se confundan con simples plantaciones de una o dos especies de árboles. Los bosques son para ellos su hogar, la casa donde coexisten plantas, animales, agua, suelo, aire puro y seres humanos. Esta es la gran diferencia.Animales humanos, no humanos y bosques son seres covivientes de un mismo y único mundo.

  9. Un gesto marca una diferencia
    Es sorprendente ver cómo de una forma sencilla y a veces con mínimos recursos se puede sacar provecho del medio sin causar estragos a la naturaleza. Quizá con más gestos como este, \»otro gallo nos cantaría\»

  10. Agricultura ecológica
    Efectivamente la explotación de la naturaleza muestra a veces ha servido para hacer alarde de la excelencia del poder humano. Sin embargo, debemos reparar en las nuevas necesidades y problemas de consecuencias imprevisibles que ello ha generado(dónde almacenar los residuos nucleares, cómo reciclar los residuos generados por nosotros mismos en nuestra vida cotidiana, cómo hacer frente al calentamiento global del planeta, qué consecuencias puede tener la experimentación genética).
    Ya en los años sesenta el famoso “Informe Medows\» dejó al descubierto la gravedad del problema ecológico. En los setenta una serie de aspectos concernientes a las relaciones entre el hombre y la naturaleza, entre ellos, la idea utilitarista que el hombre tiene de la misma, el proceso de tecnificación y racionalización del mundo, los riesgos del concepto convencional de progreso y el afán consumista de productos elaborados adquieren relevancia ético-política y comienzan a ser puestos en cuestión. Se habla entonces de defender un paradigma biocéntrico o ecocéntrico frente a un pardigma antropocéntrico de la naturaleza (también por aquello de que \»el hombre no es un imperio dentro de otro imperio\»).
    Por otro lado,en referencia a sus últimos comenterios, desde luego muy atinados, en España contamos con una sociedad destinada a fomentar la agricultura ecológica (Sociedad Española de Agricultura Ecológica, SEAE)Esta Sociedad ofrece apoyo en formación y asesoramiento a operadores de la industria agroalimentaria. Asimismo, apoya a los agricultores convencionales para que conviertan sus métodos tradicionales de producción en métodos ecológicos de manipulación, elaboración, transformación, envasado y comercialización, de forma que entren a formar parte de un sistema más respetuoso con la salud y el medio ambiente.
    La pregunta es si cuentan estas iniciativas con el suficiente apoyo institucional y económico para que puedan generalizarse en un futuro no muy lejano.

  11. Industria alimentaria¿ Salvación o engaño?
    Considero que hay mucha información que no se da a conocer sobre los alimentos que nos llevanos a nuestro cuerpo, tal es el caso de las grandes granjas de crianzas de pollos y otros animales la situación de stress de los animales aprte de que tienen un crecimiento nada normal.
    En relación a los productos transgénicos no se sabe cuáles estamos consumiéndolos la verdad es que no se a veces que me llevo a la boca

  12. ¿Qué nos estamos comiendo?
    Tiene mucha razón en lo que dice. En el vídeo que les recomendamos en la bibliografía se ve muy bien lo que ocurre en las explotaciones ganaderas tipo tunel, donde los animales son tratados en condiciones penosas y mantenidos en condiciones a veces nulas de salubridad.
    Deberíamos exigir que hubiera una legalidad más estricta con respecto a los etiquetados de los productos que consumimos, o al menos, que se cumpliera la existente, también en lo referente a los productos transgénicos. Por lo menos, así podríamos elegir no consumir ciertas cosas que nos perjudican y benefician a las grandes empresas.

  13. Earthlings
    Les recomiendo un documental que versa sobre el tema del maltrato animal. Aunque les dará verdadero escalofrío el verlo. También habla de como tratan a los animales que usamos para la alimentación humana. Sobrecogedor. El documental se llama Earthlings. Les digo que es posible que dejen de comer carne tras verlo.

  14. Earthlings
    En alusión al comentario de Edgar, efectivamente el documental es sobrecogedor. Sus imágenes son realmente duras e impactantes. Está en internet en inglés y en español y describe la utilización de los animales como instrumento en cuatro ámbitos, si no me equivoco: para el vestido, para el entretenimiento, para la investigación y para el consumo humano. Este último punto es el que más tiene que ver con el presente debate, dado que en este documental también se explica como los animales enfermos o muertos permanecen con los sanos que luego nos llevaremos a la boca, y otra serie de problemas relacionados con la salubridad de las explotaciones animales a gran escala.
    Para quienes quieran ver solamente el argumento que defiende este documental y que está presente a lo largo del mismo, existe un trailer donde no se ven imágenes duras. El reportaje está hecho a partir de imágenes tomadas ilegalmente en explotaciones, circos, rodeos, etc, tomadas por activistas defensores de los derechos de los animales.
    Hace un par de años impartí unas horas de ética del medio ambiente en un curso para ingenieros titulado \»Ecodiseño\». Proyectamos partes de este documental. Muchos no se creían que lo que se ve pudiera ocurrir realmente. Otros abandonaron el aula debido a la dureza de las imágenes.

  15. Earthlings, terrícolas
    Ciertamente el documental del que habla resulta sobrecogedor. Aborda la utilización de animales no humanos por parte de los humanos para cuatro fines distintos: alimentación, vestido, investigación y entretenimiento. Muchas de las imágenes están tomadas por activistas con cámara oculta. En ellas se muestra la crueldad -y esto es decir poco- con la que se trata a los animales- destinados a estos fines y utilizados, una vez más, como puros objetos al servicio del hombre.
    Hace un par de años impartí unas horas en un Curso de Extensión Universitaria titulado \»Ecodiseño\».Proyectamos el documental. Algunos alumnos abandonaron el aula debido a la dureza de las imágenes. Para quienes quieran hacerse una idea, existe un trailer, en el que no se muestran imágenes duras, que resume muy bien el argumento del documental.

  16. consciencia de la problemática alimentaria
    me parece interesante todos los comentarios precedentes, pero la mayoría se ha enfocado en el pasado, en lo que fue y en este momento vivimos en un estado de consumismo total e inconsciencia frente a los problemas globales.

    Por un lado las grandes multinacionales, con el apoyo de los gobiernos(que se venden por sumas de dinero nada despreciables), explotan los recursos naturales de otros países para satisfacer su ánimo de lucro.

    Por otra parte nos encontramos nosotros, muchos de los cuales nos quedamos callados(cómplices inconscientes) frente al atropello que atraviesa nuestros recursos, porque pensamos que no nos atañe o en nada nos nos perjudica; y estamos los que nos atrevemos a decir algo(defensores) pensando que nuestros dirigentes harán algo al respecto(¿Cuándo si ellos reciben su buena bonificación económica?), y muchos de esos defensores terminan bajo tierra por interponerse a los intereses de los explotadores.

    Las multinacionales seguirán apoderándose de todos los recursos para convertirnos en títeres de sus intereses. Jamás van a etiquetar productos transgénicos porque saben que van a perder y eso no lo van a permitir y siempre intentarán quitar de la mitad a quien se interponga sin que haya justicia porque la mayoría de nuestros gobernantes son harina del mismo costal y también con intereses creados.

    Nosotros somos los que debemos proteger nuestra naturaleza,y defenderla a toda costa para que las futuras generaciones tambien disfruten de ella. Somos los que debemos y podemos con cualquier estrategia evitar entrar en el juego de los intereses de las grandes capitalistas y multinacionales, No consumamos productos transgénicos, en internet podemos encontrar listados de tales productos. cultivemos nuestros propios productos en forma orgánica. Unámonos.

  17. crónica de Juan Gossain. Crónica aterradora
    Me identifico mucho con el siguiente artículo escrito por Juan gossain.

    Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

    Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

    Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

    A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

    A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

    A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

    Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

    A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y San Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.

    El terrible mal de Minamata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

    En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.
    En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

    Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.

    Epílogo

    Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

    -¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.

    -Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.

    Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.

    -No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.

    -No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

    El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

    Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

    JUAN GOSSAÍN

  18. Desolador panorama
    La crónica que usted nos trae aquí, a través de Juan Gossaín es verdaderamente descorazonadora. No puedo estar más de acuerdo en que debemos de hacer algo contra el deterioro galopante de nuestro medio ambiente. Quienes están al frente de multinacionales y empresas, al frente de los gobiernos que permiten estos abusos, quizá no piensan que a ellos también les afectará directamente la destrucción que llevan a cabo o consienten. No hay duda de que si fuéramos más los que protestáramos, y nos informáramos más de lo que ocurre -y no se nos cuenta- al menos lograríamos frenar algunas acciones. El Movimiento 15M en España, por el cual muy poca gente apostaba, ha conseguido al menos que los políticos tengan por importante el descontento de la gente con respecto al sistema democrático. Si supiéramos que a medio, largo plazo las consecuencias de la destrucción del medio ambiente nos afectan al menos tan drásticamente como las de poseer una democracia deficitaria, también nos pondríamos manos a la obra y protestaríamos. Por ello, una formación con más consciencia de los problemas ecológicos y también más información puede ayudar a que la ciudadanía del futuro sea más responsable. Toda formación superior, especialmente las que tienen que ver con desarrollos científico-técnicos, debería incluir una reflexión específica sobre las consecuencias de tales desarrollos.

  19. Pollos contaminados
    Esta misma semana ha salido una noticia en relación a este tema. En Alemania se hicieron pruebas a pollos dispuestos preparados para la venta en supermercados. Diez de cada vente pollos analizados, esto es, el 50%, tenían bacterias resistentes a los antibióticos. La causa: siempre que hay un pollo enfermo en una explotación industrial se atiborra a los animales con antibióticos. El resultado: determinadas bacterias se hacen resistentes. Consecuencias a largo plazo pueden llegar a afectar a los humanos como ya lo han hecho otras enfermedades transmitidas por animales.

  20. Sobre los pollos contaminados
    Creo que sería muy interesante que quienes tuvieran una información más precisa sobre este tipo de asuntos participaran en nuestro debate. Utilizar antibióticos para fomentar el crecimiento de los animales y aumentar la producción está prohibido en la Unión Europea. Sin embargo, la Comisión Europea ha detectado que los casos parecidos a este no son aislados, por lo que el Parlamento europeo estudia suprimir progresivamente el uso de antibióticos con fines profilácticos en animales. En su caso, Alemania pondrá en marcha una nueva ley mucho más restrictiva con el uso de los antibióticos, cuya administración en animales de cria deberá ser reducida drásticamente.

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