EL DEBATE: ¿Las TIC reducen la distancia entre las empresas?

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Por María Verónica Alderete

Secretaría de Investigación, Universidad Empresarial Siglo 21, Córdoba, Argentina.

La globalización impulsada por el uso de las nuevas TIC ha marcado para muchos autores el fin de la geografía y de las distancias (O’Brien, 1992; Reich, 2001; Friedman, 2006). De acuerdo a este último autor, la revolución de las TIC sumado a la desregulación de los mercados y la integración económica ha contribuido a la compresión en tiempo y espacio de los procesos económicos, provocando como resultado la ausencia de distancias en las relaciones económicas.

Por otro lado, un amplio grupo opina lo contrario, que la globalización no hace más que acentuar la unicidad o exclusividad de los agentes. De hecho, el acceso a las TIC si bien es creciente en muchos países, muestra características de desigualdad al estar concentrado y sesgado hacia determinadas economías, mientras otras de países menos desarrollados no tienen siquiera acceso a una PC fija.

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EL DEBATE: Políticas de C&T: ¿beneficios para quién?

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Por Guillermo Foladori

Doctorado en Estudios del Desarrollo,  Universidad Autónoma de Zacatecas, México.

Las políticas de C&T están estandarizadas. Cuatro principales lineamientos se encuentran en todas ellas: a) orientación hacia la competitividad, b) inversión en conocimiento, c) alianza universidad empresa, y, d) trabajo en redes.

En el contexto en que se aplican estas políticas benefician la extranjerización de la producción, a las corporaciones transnacionales, la orientación de la investigación hacia intereses de los países desarrollados y el distanciamiento de los investigadores respecto de las necesidades sociales. Nada más distante de un desarrollo tendiente a satisfacer las necesidades sociales que debería ser el objetivo del desarrollo de la ciencia.

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Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) impulsan nuevas formas de comunicar, divulgar, crear y producir información. Su difusión no ha estado exenta de inconvenientes, ya que se perfila una nueva forma de exclusión social denominada brecha digital, es decir, una distancia radical entre quienes tienen y quienes no tienen acceso a la red y a las TIC. En este trabajo se realizó una regionalización socioeconómica de la provincia de Córdoba a partir de índices definidos con los datos del Censo de Población de 2001, utilizando técnicas de clasificación no supervisada. A partir de la clasificación obtenida se analiza la asociación con el grado de avance de gobierno electrónico implementado por los municipios de la provincia.

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El presente trabajo aborda las principales experiencias de la incorporación de los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad en el desarrollo del sistema informático alasClínicas, software implementado por un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) con el objetivo de informatizar la gestión de Ensayos Clínicos en el Centro de Inmunología Molecular. En la investigación se identifican aspectos importantes, basados en la experiencia, que muestran a los desarrolladores de software de la UCI la importancia de la relación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad presente en el desarrollo de aplicaciones informáticas.

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EL DEBATE: ¿La educación necesita de la tecnología y de la política?

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Por Estéfano Vizconde Veraszto y Nonato Assis de Miranda

Faculdade de Educação da Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP) y Universidade Paulista (UNIP)

Con el advenimiento de la Revolución Industrial, la acción económica entonces impulsada a por la maquinaria era la esencia de la libertad. Un ideal que persiste hasta hoy. No importa la tecnología adoptada en la medida que sea capaz de ofrecer mucho confort (Winner, 2008).

La transformación de los valores a lo largo de la historia, con mayor intensidad en los últimos 20 años, pone de manifiesto el temor de un futuro incierto. La sociedad, que ha adoptado un sistema socio-técnico tras otro, aún hoy se hace eco de viejas indagaciones de corte filosófico y político sobre la centralización del poder. Las respuestas instrumentalistas y de eficiencia productiva que dominan el desarrollo científico y tecnológico ya no son suficientes. El discurso del desarrollo científico y tecnológico en pos sólo del bienestar dejó de ser unánime hace mucho.

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EL DEBATE: ¿Investigadores multidimensionales y polifacéticos?

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Por Elena Castro-Martínez

Científica titular en INGENIO (CSIC-UPV), Valencia, España.

Los profesores e investigadores de las universidades y organismos públicos de investigación siempre han tenido que compaginar, como mínimo, su actividad investigadora con la docente y con la gestión administrativa relacionada con ambas actividades básicas. Por otro lado, en el último tercio del pasado siglo se generalizó la llamada “tercera misión” de las universidades, mediante la cual los profesores e investigadores debían implicarse activamente en lograr el uso potencial de sus conocimientos y capacidades fuera del ámbito académico, tanto en el ámbito económico como en el social. Más recientemente, el impacto social de las nuevas tecnologías y de los nuevos descubrimientos científicos ha añadido otra dimensión al quehacer de los científicos: la divulgación científica, a fin de fomentar las vocaciones científicas y de ayudar a la población a comprender estos avances y sus efectos.

Una buena síntesis de esta multidimensionalidad de la actividad científica se describe en el documento The Knowledge Based Economy de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (1996), donde se especifica que en el contexto de la nueva economía del conocimiento, el papel de las universidades y organismos de investigación es contribuir a tres funciones clave: generación del conocimiento -mediante el desarrollo de investigación-, transmisión del conocimiento –mediante la educación y la formación de recursos humanos- y transferencia del conocimiento –mediante la difusión socioeconómica del conocimiento y proporcionando conocimiento para resolver problemas- y se insta a los gobiernos a emprender políticas que faciliten el desarrollo de todas esas dimensiones. Aunque previamente muchos gobiernos ya contemplaban estos enfoques en sus políticas científicas y tecnológicas, sin duda han ido calando progresivamente en la mayoría de los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo.

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En mayo de 2010, el biólogo norteamericano Craig Venter, presentó ante la prensa a “Synthia”, la primera célula sintética. (1) Durante esa semana y las que le siguieron, Synthia fue objeto de la atención de los medios de comunicación internacionales que en la mayoría de los casos la presentaron como la primera forma de vida artificial. En palabras de Venter, Synthia era descripta como: “la primera especie cuyos padres son un ordenador”. En una entrevista con El País, Venter explicaba que la vida es en última instancia reducible a “información” genética. El “texto” de la vida puede ser “leído” al decodificar secuencias de ADN y, gracias a los super-computadores, también puede escribirse: diseñando y sintetizando secuencias de ADN. Venter declaraba, “la evolución de la vida ya no es un fenómeno natural”. La visión de una evolución creada por el hombre que Venter propone ha desatado reacciones en grupos de la sociedad civil. (2) En medio de esta polémica, Hamilton Smith, un colaborador de Venter, fue entrevistado. A la pregunta de si “¿Están ustedes jugando a ser dios?”, Smith responde:

“Nosotros no jugamos”.

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La biología se encuentra en crisis dada la incapacidad de la teoría darwinista de la evolución de explicar los complejos procesos que constituyen la transformación de las especies. Desde hace años, varios científicos alertan sobre las falacias del paradigma dominante y las consecuencias que acarrea el estudio de la naturaleza con una base teórica endeble. El paradigma darwinista tuvo su origen en las teorías del libre mercado y en los conceptos de Malthus y Spencer. A partir de allí, la naturaleza fue explicada con preconceptos de las teorías del mercado, distanciándose de una explicación certera de los fenómenos naturales y con la presión de generar rentabilidad por sobre la clara comprensión del objeto de estudio. Es necesario plantear un nuevo paradigma y reconocer las limitaciones del dogma dominante.

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